5/06/2012
Daniel y mi dolor de espalda
Daniel: Papá, papáááá, papáááá...
Yo: Aquí estoy cariño, ¿qué ocurre?
D: ¿Por qué estás acostado? ¿Por qué no sales?
Y: Porque mi espalda no está bien, precioso. Me duele.
D: ¿Mucho?
Y: Bastante, sí
D: Voy a hacerte cariños y cariños para que se te pase, ¿sí?
Y: Claro, por supuesto, me encanta eso.
D: ¿Estás mejor ahora?
Y: Sí, la verdad sí. Gracias.
d: ¿Sientes todo, todo, tooooodoooooo mi amor curándote?
Y: Sí, hijo... mucho, completamente.
D: Te amo.
Y: Te adoro.
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3 comentarios:
beso y beso.
Saludos, Roger. Leyendo tus últimos escritos siento en ti cierta melancolía por las cercanías y por ese "algo" que siempre buscamos y nunca alcanzamos... pero insistimos. Siempre he sentido en Joaquín la dignidad de quien sabe que la vida es siempre estar apegado a la cotidianidad. Desde hace 30 años le veo por las calles de Puerto Ordaz. Silenciosa figura metida a librero y ahora vendiendo la suerte fácil. En fin, que mientras dejas escapar tu Humo la vida siente en su fragilidad la emoción de estar cercanos siempre.
Halcón, gracias por los besos. Buena manera de expresar el gusto por el texto. Iguales besos.
Juan, gracias por leer y además por escribir. Cercanos siempre, así es. Un abrazo fuerte desde estos confines.
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