Compro el diario en la esquina, voy al café
de siempre, echo mano de lo necesario para acceder al placer. Americano, vaso
de agua, un puro ecuatoriano y el ensayo de Steven Pinker que llevo por la
ciento treinta y seis.
Antes de entrarle al libraco paso revista a
las noticias. Entonces veo la luz: un periodismo de lo que no sucede. Eso es,
ahí yace el punto de inflexión y todo cuanto requieres para estar más que
informado. ¿Quién lo hubiera dicho?, a estas alturas lo cotidiano aplasta como
lápida de concreto armado. La actualidad, claro, estilo decimonónico, oficio
triturado por los días presentes y por venir, madeja de consecuencias cuyas
causas son la presa a cazar, el premio gordo, la gota que completa el vaso. Pues
no.
Eso mismo. No. Imagina ahora un titular
así: “En Venezuela no hay epidemia de cólera”, o mejor aún: “Informamos que en
la calle mengana del barrio zutano no ha habido una explosión social”, o
“Reportamos en vivo para CNN que el ganador del premio Nobel no fue el profesor
fulano”. Lo que no sucede en función del día a día por la simple razón de que
lo que no sucede también es noticia, coñazo en la nariz, y lo es con mayor
fuerza que lo ocurrido ayer o hace una hora. ¿Sabes tú lo que no sucede en este
mundo? ¿Te has percatado de cuánta ignorancia llevas en la espalda? Buscas
tanto lo que pasa, te desvives tras la pista de lo que va ocurriendo que en el
fondo, allá en el sedimento de la información le haces fo a la veta, pateas el
oro, obvias como si nada lo que en realidad importa.
“La NASA no ha puesto a un hombre en
Plutón”. Lo que no sucede pasa desapercibido casi en su totalidad, mira qué
cosas, por lo que yo, lo que soy yo, prefiero dar en el clavo donde nadie
atina. No hay las hambrunas de mil años atrás y las pandemias tampoco matan a
más de tres cuartos de un continente en un solo chasquido. ¿Lo ves? ¿Estabas al
tanto de lo que no acontece? Suma y sigue.
“Continúa en pie la torre Eiffel”, “Damasco
no ha sido arrasada a metralla”, “Un hombre mordió a un perro”, ahí está, así
salta al escenario la nueva forma de mirar el universo con ganas de enterar a
fondo, sin amarillismos detestables ni cuentos biliosos de objetividad a
ultranza o periodismo creíble aunque todos sepamos que es embuste. Tiene
cojones el asunto.
Un noticiero de lo que no sucede editaría,
pongo por caso, un número equis de periódicos en particular cada diez años, o
cinco si me apuras, con el cabal objetivo -ahora sí- de ofrecer tubazos y bombas informativas a punto, trascendentes,
globales por donde los mires, que te cagas. Y al diablo tanta tinta, papel y
chismorreo del día a día. Joderse, es que hay que joderse. He dicho.
1 comentario:
Increible artículo! vaya currada compañero, te mando un saludo y te invito a que eches un vistazo a estas recetas de pollo.
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