La otra vez abrí el diccionario y encontré
la palabra zeúgma. Estuve pensativo un rato, dándole vueltas al misterio que
encierra vocablo tan extraño. La verdad es que el lenguaje se parece a una
pared llena de tuberías y nosotros somos los usuarios, los manipuladores de esa
realidad, fontaneros de la lengua en el sueño o la vigilia.
Zeúgma tiene mucho de término médico
enredado en los zapatos. “Tiene usted un zeúgma pericoidal supraestrageno”, ¿se
imagina?, como para ponernos el cuero de gallina. Entonces lo repito varias
veces: zeúgma, zeúgma, zeúgma, y a Dios
gracias me da por olvidar pronto el asunto.
Uno piensa en la belleza de la palabra
claraboya, por ejemplo, o de celosía, y ante zeúgma no queda más que deprimirse.
El lenguaje es una cosa rara, por supuesto, se las trae de pe a pa, y para
remate la belleza tiene también sus recovecos, su personalidad más que
explosiva, un poder de aplastamiento que no puedes esquivar. La de algunas mujeres, pongo por
caso. Existen chicas lindas, hermosas por donde las mires, pero bellezas,
compañero, verás pocas a lo largo del camino.
Decía Alejandro Otero que determinados
cuadros jamás le parecieron bellos, por mucha historia del arte y por mucha
muestra en galerías o museo del Prado y blablablá. Eran cualquier cosa, bien
construidos, justamente concebidos, milagrosamente pensados, pero bellos nunca.
Puedo entender a mi paisano, creo intuir por qué lugarejos lo arrastraba la
nariz. En fin, que ante un enigma como éste, frente a la belleza de una hembra
levemente estrábica que despacha en una tienda de Altavista yo no sé adónde irá
a parar tanto polímero hecho tetas recrecidas o culos ensanchados. ¿Me
comprendes Méndez?
Dejo de pasearme por las nubes y otra vez
ahí, el diccionario y la desagradable bernegal, la acomodaticia dialipétala,
las horrorosas crótalo, ceporro o zaragata. Hay que ver, uno aprieta aquella
tuerca, elimina con la llave una gotera, pero más acá revienta todo un tubo. La
fontanería del lenguaje da para obsequiarnos cefaleas a cada rato. Recuerdo
ahora mi infancia y esternocleidomastoideo. Vaya palabrita.
Esternocleidomastoideo es una mujer de un metro ochenta con piernazas que para
qué te cuento pero fíjese, nadie apostaría un centavo porque esternocleidomastoideo
coja pizarra a la hora de las galas lingûísticas. Sin embargo yo, feliz, le
juego todo y que me lleve el diablo.
Paso la vista nuevamente por zeúgma, evito
olisquear su significado. Lo que menos me interesa es lo que escupe la Real Academia acerca del
asunto. Zeúgma es fea con bolas y cristal hermosa. Sobaco es un clásico de la
horripilancia mientras caleidoscopio me emociona hasta las lágrimas. Arcoiris,
batracio, roncha, adenosín, escoja usted. Hay palabras que me revientan de
entrada pero ahí están, como si nada, y existen otras que me encantan pero ni
siquiera aparecen en el libro de los libros. Es bueno inventarlas, claro, y
para eso estamos. Fontaneros del lenguaje, a mucha honra.
5 comentarios:
Pues hace un tiempo seleccionaron las palabras más bellas y las más feas del castellano. Ilustres escritores dieron a conocer sus elegidas. Creo que, incluso, había palabras que tenían más "votación". Zeugma no estaba entre ellas.
Tiene una forma de escribir muy interesante.
Pensé ser de los pocos que conociera la palabra y eso porque me gusta la gramática, la ortografía, la poesía, las figuras retóricas en general.
Claro, que lo de Ud. es chacota o chunga (ahí tiene para que agregue dos más a su entretenida homilía) ...lo mío es un poquito más en serio.
Pero disfruté su lectura.
Saludos!
Pues gracias por bañarte en estas aguas, Acerina. Un saludo cordial muy muy en serio.
Pues gracias por bañarte en estas aguas, Acerina. Un saludo cordial muy muy en serio.
Desde luego entre zeúgma, claraboya, sobaco, arcoiris, adenosín, ...
Gana Claraboya como la mas bonita...
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