3/02/2017

La chica de las tetas perfectas

    Así como lo lees. Podrás objetar que la perfección es subjetiva, que en realidad cobra vida sólo en función de un ideal que cada quien lleva entre ceja y ceja, que no existe ni existirá jamás, y la verdad es que me importa un rábano. He visto la perfección a tres metros de distancia y, como dijo el poeta al hablar de la belleza, la senté en mis rodillas, con la pequeña diferencia, señor Rimbaud, de que ni la encontré amarga ni  la injurié.
    Todo lo contrario. De ese sueño magnífico, de transformarme en cabalgadura para que deambule a sus anchas, puedo decir que desperté con la certeza de haber dado un mordisco al Paraíso. Créeme, he visto a la perfección dando brincos a su antojo mientras hojeaba la página ochenta y tres de El limpiabotas del Padre Eterno, un cuento de Max Aub. Alcé la vista desde esta mesa en el Sweet&Coffee y ahí estaba, hecha carne y hecha huesos con toda la desfachatez del mundo haciendo de las suyas.
    Voy a coincidir con San Agustín cuando le preguntaron por el tiempo. El santo respondió que frente a semejante interrogante no tenía la más mínima idea de qué diablos podría ser, pero una cosa estaba de anteojitos: al desaparecer el tono de consulta entonces claro, daba por sentadas de pe a pa y con pelos y señales las respuestas al enigma. Pues bien, mejor enfoque imposible. Toda perfección es prima hermana de ese tiempo, entra en el mismo saco, comparte iguales quebraderos de cabeza, de modo que el tamiz de la razón termina siendo un estropicio inservible, funciona para todo menos para dar en el blanco en asuntos de intereses  cartesianos. He visto a la chica de las tetas perfectas y punto, verdad absoluta, aparición indiscutible.
    Imagínalas como te dé la gana, total, lo probable es que no coincidamos y qué importa. Sin embargo, mira cuánta casualidad, tu perfección y la mía gozan del mismo afán e idéntico punto de fuga, diríase que van por ahí sin negarse al próximo bar, sin amedrentarse frente a la enésima cerveza de la noche. La chica de las tetas perfectas cumple su función, alcanza la cota máxima, humedece los rincones con esa baba fosforescente que a todos despierta y pone alertas.
    Juro que vi a la perfección y la senté en mis piernas. Ella sonrió y luego nada,  por completo nada, apenas esa cosa espumosa que grita mírame, aquí estoy, cuando tres más dos ya no son cinco. Entonces cuentas con los dedos o sacas la calculadora pero ni así, a las sumas y a las restas les da por flotar ahogadas en el pozo séptico próximo al café que sirve de trinchera para traquetear con las ideas, con las palabras, esas doñas vestidas de negro incapaces de hacer nido en tus bolsillos.
    La chica de las tetas perfectas pasó como saeta a un palmo del lugar en el que escribo. Toda perfección es, lo sé hace ya mil años, el producto observable del cada quien que supura por los intersticios del escrutinio, el tuyo o el mío, risueño y feliz el muy degenerado. Y qué le vamos a hacer, San Agustín lo vio con ojos que para qué te cuento, así que basta con la imagen, con las tetas de infarto que a plena luz de día se abren paso entre el universo torcido que, te guste o no, acaba por engullirnos como si fuésemos bocado de un tercero que ve tú a saber cómo nos mastica, nos traga y nos digiere.
    La chica de las tetas diez taconea a su antojo, mueve las caderas frente a tus narices, te hace trompetillas, saca la lengua con ánimo de burla para que no seas bestia, para que por fin aprendas. Después, hay que ver, fumas y piensas, y deseas,  y pretendes tomar venganza a tu manera, por lo que coges el papel con ganas de escribir tres pendejadas. Y así. Es que la perfección tiene sus intríngulis, Cantinflas creo que dixit. Con toda razón, vaya, con toda razón.

5 comentarios:

luis lizardi dijo...

Hola Roger. Primera vez que discrepo, con un artículo que tu publicas, ya que creo que no puede ser perfecto algo que se deteriore o degrade . Y no hay nada mas imperfecto que la belleza fisica, quizas en el momento, por esa sensación visual, lo vemos perfecto, pero, luego, con el paso del tiempo, ese mismo tiempo, que tu mencionas en el artículo, todo cambia, se transforma, y en el caso de los seres humanos, de esa "perfección" de la juventud, lo que quedan solo los recuerdos, o las fotos .

Yo también me deslumbraba por la belleza, y hasta calificaba de monumentos naturales a las mujeres del sexo opuesto, pero, ahora se que todo es vanidad, y que no hay nada mas efímero que la belleza física.

Por eso, recordando, al Principito "Lo esencial no esta a la vista"

Recibe un saludo cordial desde Los Teques, Estado Miranda.

luis lizardi dijo...

Hola Roger. Primera vez que discrepo, con un artículo que tu publicas, ya que creo que no puede ser perfecto algo que se deteriore o degrade . Y no hay nada mas imperfecto que la belleza fisica, quizas en el momento, por esa sensación visual, lo vemos perfecto, pero, luego, con el paso del tiempo, ese mismo tiempo, que tu mencionas en el artículo, todo cambia, se transforma, y en el caso de los seres humanos, de esa "perfección" de la juventud, lo que quedan solo los recuerdos, o las fotos .

Yo también me deslumbraba por la belleza, y hasta calificaba de monumentos naturales a las mujeres del sexo opuesto, pero, ahora se que todo es vanidad, y que no hay nada mas efímero que la belleza física.

Por eso, recordando, al Principito "Lo esencial no esta a la vista"

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10:19 p.m. Eliminar

roger vilain dijo...

Hola Luis, gracias por escribir! Tenía tiempo sin leerte. Estoy de acuerdo contigo, pero ocurre que me refiero, de una manera literaria (cuando menos eso he intentado), a ese o esos instantes de perfección que por ser tales nos asombran y aplastan por completo.
Un fuerte abrazo para ti y para el resto de la familia. Ahora no vivo en Venezuela, gané un concurso en una universidad extranjera y bueno, largué amarras.
Seguimos en contacto,

Roger

Bohemia&Té dijo...

Demasiada filosofía literaria para un "buceo" jajajaja. Te abrazo grande mi compadre querido! Muy buen texto.

roger vilain dijo...

Es que todo buceo, querida amiga, tiene su ciencia, su técnica y por supuesto su filosofía. Abrazo grande y pórtate mal.