11/09/2006

O sea, o sea

Pensar cuesta trabajo, y si tienen dudas échenle un vistazo a los políticos. Con un paquete de neuronas básico, cualquiera se emociona al escupir tres palabras, bisílabas cuando mucho, a ras de boca y de materia gris.
Entonces o sea lleva las de ganar. Entre parloteos esquizofrénicos y chasquidos de la lengua que dicen de todo menos lo que se quiso decir, si es que se quiso, o sea coge impulso hasta inundar todas las frases de todos los discursos de todo aquél que se respete, es decir, de todo aquél capaz de estar en algo, porque sépase que estar en algo, a la moda, ser de ahora y no unos de esos anticuados, almidonados y engominados aburridos, pasa por meter un o sea cada cuatro segundos si el asunto es oral, o cada tres palabrejitas si nos complicamos a la ene y tomamos la vía escrita.
Bueno, o sea, que le llegó la caja, o sea, la encomienda, pero no está aquí, o sea en esta oficina, porque llegó pero se la llevaron y entonces la trajeron otra vez, o sea, usted no estaba y la trajeron para acá, o sea, para el otro local que queda allá donde el señor González, o sea, ¿ve? Yo, comprenderá usted, no veo nada y aún hoy sigo con la vista hecha migajas. No veo nada en lo absoluto pero cojo las pinzas y trato de agarrar al vuelo ciertas ideas: el mensaje que supongo tuvo este señor en la punta de la lengua pero no en las oraciones. En fin.
O sea es el comodín, el as bajo la manga. Imagino un instante el mundo sin o sea, Venezuela sin o sea, algo así como la felicidad en estado lingüístico, un punto a favor de la juntura inteligente del sujeto con el predicado, que ya es mucho decir. O sea, el dios o sea de quienes dicen lo que pueden mientras lo que quieren cae por el desagüe.
Supongo que se habrán percatado de que a mucha honra cada día hablamos (y de escribir ni se diga) peor. Y es que hablar o escribir requiere algo más que el o sea en medio de cada triste frase, y más lecturas y más ganas y más pasión y más escuelas y más maestros. Y cuando digo más no me refiero a cantidades, aclaro de una vez y por si acaso. Eso de que andamos mal, de que nos africanizamos, de que aquí da lo mismo un verbo que un sustantivo que un o sea a fuerza de escasísimo intelecto, da mucho que reflexionar, porque entre otras cosas sin palabras no hay ideas y sin palabras, antecedente lógico, tampoco hay pensamiento, aunque para desgracia siga habiendo políticos con pe de poco, digo, por eso del enanismo intelectual y demás hierbas. Dan ganas de torcerle el pescuezo a ciertos tipos, sí, exactamente a ésos en que piensa usted ahora, básicamente por el cojonudo lío que arman tan sólo con abrir la soberana boca o con rayar algunas líneas, que para efectos del o sea hemos visto son la misma plaga. Todo por unos o sea de menos, que si a ver vamos es nada considerando el universo de usuarios que nos gastamos. O sea, que seguimos en lo mismo. Que estamos bien jodidos. O sea.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Mi mama me mima, o sea,
pi papa pe popa.

Fedosy Santaella dijo...

O sea que, ¿no entiendes? La generación oseánica, les decía mi viejo, o sea, es así como que jugar con el o sea y el océano, es algo así como que durísimo, bien fino, ¿ves? O sea, el pana que habla con o seas es así como que lo máximo, ¿me explique? O sea...

Jesus Torrivilla dijo...

Triple hellou, doble whatever,

píntate un bosque y piérdete.